Según un estudio publicado en la revista ‘Journal of Clinical Oncology’, un análisis de sangre mediante el que se contabilizan las células tumorales circulantes ayudaría a los médicos a determinar la eficacia del tratamiento y la evolución de la enfermedad en pacientes de cáncer de mama con metástasis.

Dicho sistema haría mucho más sencillo el control de la enfermedad que en la actualidad emplea estudios radiológicos como el TAC o los ultrasonidos para evaluar si las pacientes se están beneficiando o no de la terapia aplicada.

Los científicos, dirigidos por Minetta Liu, directora del Centro Oncológico Integral Lombardi en Georgetown, practicaron extracciones de sangre para determinar el número de células tumorales circulantes en mujeres que debían ser sometidas a un nuevo tratamiento por cáncer de mama metastático.

Dichas muestras se recogieron al empezar la terapia y en intervalos de tres a cuatro semanas con el objetivo de comparar si el número de células cancerosas halladas en la sangre correspondía con la evolución de la enfermedad que indicaban las pruebas radiológicas, las que se realizaron cada nueve o doce semanas mientras las pacientes eran sometidas a tratamientos de quimioterapia, terapia endocrina o terapia combinada con un agente biológico.

En opinión de Liu:“este conocimiento anticipado puede permitirnos saber mucho más precozmente si la terapia es ineficaz, por lo que podemos cambiarla antes, evitando efectos secundarios innecesarios causados por agentes que no proporcionan beneficios, al tiempo que podría contribuir a una mejoras significativa en la supervivencia”.

Además, la estudiosa agrega que: “si esperamos a realizar los estudios de imágenes en función de la aparición de nuevos síntomas y hallazgos sospechosos en pruebas rutinarias o por el cambio en el número de células tumorales podremos limitar el número de escáneres y reducir los costes sanitarios, el tiempo lejos de la familia y el trabajo y la exposición a radiografías y contrastes. Esto podría tener un impacto muy positivo en la calidad de vida de la paciente. La clave es encontrar la terapia más efectiva para cada afectada y equilibrar el beneficio obtenido con el tratamiento y su calidad de vida. Este método de seguimiento no invasivo, basado en un simple análisis de sangre, nos acerca a estas metas”.

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