Existe una diferencia bien marcada que las mujeres experimentan entre el parto natural y la cesárea. Para algunas, el parto vaginal es una experiencia humana profunda, intensa, llena de emociones, que fortalece la unión madre-hijo, mientras que para otras puede representar sólo dolor, sufrimiento y temor.

Aunque para algunos sectores médicos la cesárea es más segura que el parto vaginal, garantizando una mayor seguridad para el recién nacido, menor traumatismo del piso pélvico de la madre y ausencia de dolor y sufrimiento durante el proceso del parto, ellos no niegan sus desventajas, como mayor riesgo de morbimortalidad materna, problemas en embarazos posteriores y secuelas psicológicas adversas.

A pesar de tratarse de una cirugía mayor, los riesgos son mínimos y la cesárea se considera una intervención muy segura tanto para la madre como para el niño. Las cifras disponibles indican que el riesgo de mortalidad, de 0,04 por mil en el parto vaginal, se multiplica por tres ante un parto por cesárea. Pero si bien las cifras son ínfimas, no deja de comportar riesgos asociados como hemorragia grave, infecciones, trombosis pelviana o de extremidades inferiores para la madre y complicaciones derivadas del uso de la anestesia para ambos.

Con independencia del motivo, lo cierto es que el número de cesáreas que se practican en los países desarrollados sigue creciendo, pese a que no hay evidencias científicas que apoyen su uso en todos los casos. En estos días, los partos por cesárea suponen, de media, una tasa del 29% de todos los alumbramientos en los países desarrollados. En el sector público la cifra ronda el 25%, mientras que en el sector privado, donde se asiste la tercera parte de los nacimientos, la tasa es de 44%.

Ante estas cifras reportadas, los expertos de la Organización Mundial de la Salud recomiendan que las cesáreas no excedan el 15% de los partos. Según las encuestas, el incremento de los partos por cesárea se debe a la edad de la madre, problemas derivados de sobrepeso, hipertensión, diabetes, y el incremento de embarazos múltiples debido a la fertilización ‘in vitro’. Sin embargo, el incremento de las cesáreas radica también en que más de la mitad de las mujeres que tuvieron el primer hijo por cesárea ‘reinciden’ en el segundo e, incluso, el tercero.

En otras ocasiones, la indicación de cesárea se hace durante el mismo transcurso del parto debido al sufrimiento fetal, una mala colocación del bebé, cuando no progresa la dilatación, desprendimiento extenso de placenta, hemorragia vaginal severa, prolapso de cordón umbilical o sospecha de rotura del útero, entre otras.

Bueno antes de tomar una decisión, debes consultar con tu especialista la mejor manera de traer a tu bebé a este mundo. Debes tener siempre en cuenta el costo-beneficio de tu elección.

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