El dolor lumbar es uno de los problemas más frecuentes de consulta médica. Al respecto, el Colegio Americano de Médicos, en colaboración con la Sociedad Americana del Dolor, acaba de revisar las evidencias disponibles sobre esta dolencia.

El 85% de las lumbalgias no se pueden atribuir a una enfermedad o anomalía concreta. Cuando llegue a la consulta un paciente con lumbalgia, es recomendable realizar un historial clínico y un examen físico para determinar si el dolor es de causa inespecífica o podría deberse a un problema grave, como un cáncer, una fractura o una hernia discal.

Los especialistas recomiendan estudiar factores psicológicos o sociales como la depresión, insatisfacción laboral, etc, que podrían retrasar la recuperación total de un dolor lumbar. En lo posible, el paciente con dolor lumbar inespecífico no debería someterse a pruebas de imagen u otras herramientas diagnósticas, pues no contribuyen a que el afectado evolucione mejor y, por el contrario, le someten innecesariamente a una cantidad considerable de radiaciones u otras molestias. Los rayos X sólo se aconsejan cuando se sospeche que el paciente puede tener una fractura vertebral.

Si el afectado presenta un déficit neurológico grave o progresivo, sí debería someterse a una resonancia magnética. También deben pasar por el escáner aquellos pacientes en los que el examen físico haya sugerido alguna enfermedad subyacente. De otro lado, si el paciente presenta dolor lumbar durante más de un mes y va asociadazo con un dolor en la pierna (indicio de una hernia discal o una estenosis espinal), habrá que realizarle una prueba de imagen. Las hernias discales suelen mejorar en cuatro semanas sin tratamiento invasivo.

Sin embargo, si la lumbalgia dura más de un mes y hay indicios de radiculopatía (una hernia discal que comprime una raíz nerviosa) o estenosis espinal (un estrechamiento del canal por el que pasa la médula), es hora de plantearse administrar inyecciones epidurales de esteroides o, incluso, una intervención quirúrgica. Por eso, es preciso realizar una prueba de imagen para comprobar si el paciente es candidato a estas intervenciones más agresivas.

Los fármacos son una terapia eficaz a corto plazo, pero siempre combinados con la información y los autocuidados. Pero cuando el dolor se prolonga entre uno y dos meses (subagudo), la revisión apuesta por una rehabilitación multidisciplinar, consulta al médico, fisioterapista, y a un psicólogo.

Existen diversas terapias que han demostrado ser beneficiosas en esta dolencia, como ña acupuntura, ejercicio, masajes, terapia conductual, relajación, manipulación espinal y rehabilitación interdisciplinar.

Estas son las recomendaciones actuales del grupo de expertos reunidos por el Colegio Americano de Médicos y la Sociedad Americana del Dolor. Sus conclusiones son publicadas en la revista ‘Annals of Internal Medicine’.

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