Un estudio elaborado por expertos en reumatología del Hospital Central Jyvaskyla, en Finlandia, asegura que la falta de fortaleza corporal de las mujeres podría ser la razón de que los síntomas de la artritis reumatoide, como la inflamación, la rigidez o la pérdida de función de las articulaciones, sean más severos en ellas.

Según se publica en la revista ‘Arthritis Research and Therapy’, los investigadores, encabezados por la doctora Tuulikki Sokka, analizaron datos de 6.000 pacientes con artritis reumatoide procedentes de 70 clínicas en 25 países. Sokka y sus colegas detectaron que la presencia de esa enfermedad en mujeres y hombres era la misma, pero los síntomas eran más agudos entre las pacientes femeninas.

“Existen diferencias obvias por sexos en la edad de inicio y el nivel de producción de los anticuerpos perjudiciales de la artritis. Además, las mujeres tenían más síntomas y peores puntuaciones en la mayoría de los cuestionarios, incluyendo los referidos al dolor, la depresión y otros aspectos de salud“.

Sin embargo, los autores especulan que la mayoría de diferencias observadas podrían originarse a partir de las medidas de actividad de la enfermedad en vez de por la enfermedad en sí misma: “Las mujeres tienen menos fortaleza que los hombres, lo que tiene un mayor efecto en el estado de los pacientes con artritis reumatoide como en la población general. De hecho, las diferencias por sexo en el funcionamiento musculoesquelético permanecen incluso en las personas con mejor estado físico, como en mujeres y hombres que se dedican al atletismo”, explica la investigadora.

“El problema es que la única manera que tenemos de medir la artritis reumatoide es a través de los rayos X, que sólo miden el daño (en las articulaciones)”, agregó. “Ésta no es una herramienta muy valiosa en el tratamiento diario, de modo que dependemos de lo que nos dicen los pacientes. Encontramos que las mujeres nos dicen que tienen síntomas más agudos“, puntualizó Sokka.

Los autores tampoco descartan la posibilidad de que las mujeres tengan menos reparos a la hora de reconocer sus dolores en la encuesta realizada, o que toleren peor el dolor que los varones

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