Un estudio publicado en ‘The Lancet Oncology’ describe el uso de un análisis de sangre y una ecografía transvaginal para dar con el carcinoma de ovario, que es el tumor ginecológico que más mortalidad causa en la mujer debido a que alrededor del 80% de los diagnósticos se realiza en estados avanzados de la enfermedad.

La ausencia de síntomas retrasa la detección del cáncer de ovario y dificulta la supervivencia de la paciente. Las mujeres diagnosticadas en un estadio III ó IV (avanzados) tienen una tasa de supervivencia baja, del 20%-30% a los cinco años. Hasta la fecha, no existe ninguna prueba capaz de diagnosticar de forma eficaz esta patología en sus fases tempranas.

Sin embargo, un equipo de estudiosos del University College de Londres han probado la utilidad de dos técnicas para detectar el cáncer de ovario. Para ello, escogieron a algo más de 200.000 mujeres postmenopáusicas y las asignaron a tres grupos distintos. El primero, compuesto por 100.000 participantes, no fue sometido a prueba especial alguna. Del resto, la mitad fue controlada con una ecografía transvaginal anual. Las demás se hicieron un análisis de sangre en busca del marcador tumoral CA-125 y si éste sugería alguna anomalía se les realizó una ecografía.

El uso de ambos regímenes de diagnóstico mejoró de forma similar las tasas de detección del cáncer de ovario y los porcentajes de tumores en estadios tempranos hallados (48%). Sin embargo, muchos de los resultados positivos eran falsos, especialmente cuando sólo se utilizaba la ecografía, y esas mujeres se sometieron a cirugías innecesarias.

Hemos demostrado que podemos identificar a la gran mayoría de mujeres con cáncer de ovario más pronto de lo que lo hubiéramos hecho con otros métodos y antes de que presentaran síntomas”, ha explicado Ian Jacobs, director del Instituto de Salud de la Mujer de la universidad británica y director del ensayo. “Debido a que muchas de ellas estaban en fases iniciales de la enfermedad tenemos razones para pensar que esto puede salvar vidas”, ha añadido Jacobs.

Precisamente, para averiguar si la introducción de estas pruebas reduce la mortalidad a causa del carcinoma de ovario, el equipo dirigido por Jacobs prolongará el ensayo hasta 2014. Hasta entonces, no será posible sopesar si los beneficios de esta forma de cribaje superan a los costes y los riesgos. Al margen de las cautelas, los investigadores reconocen que ambas estrategias de ‘screening’ “son válidas para implantarse a gran escala y capaces de detectar carcinomas de ovario en fases tempranas”.

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