Un grupo de científicos italianos está tratando de demostrar que se podría lograr más éxito inyectando células del cordón umbilical en el interior de los huesos a los pacientes con leucemia que hacerlo con el método tradicional a través de las venas.
Es precisamente ahí, en el tuétano, donde se encuentra la médula, principal fuente productora de las células que repueblan el organismo y que están afectadas por las leucemias.

“Si con este procedimiento sencillo conseguimos reducir el riesgo de fracaso y lograr que el trasplante funcione bien con un bajo número de células, ya habrá valido la pena”, aseguró Enric Carreras, jefe de la Sección de Trasplante Hemopoyético del Hospital Clínico de Barcelona, centro donde ya se han realizado dos trasplantes intraóseos con unos resultados espectaculares a pacientes que de otra manera no habrían podido ser trasplantados, porque no tenían donantes compatibles y las unidades de cordón que sí lo eran contenían pocas células para que el injerto hubiese tenido éxito.

El equipo del doctor Francesco Frassoni, del Hospital San Martino (en Génova, Italia), ha demostrado en un ensayo preliminar y con sólo 28 pacientes (afectados por leucemias mieloide agudas y linfoblásticas), que el interior del propio hueso es la mejor vía para que las células madre sanas procedentes del cordón ‘aniden’ con seguridad y eficacia.

La nueva técnica permitió reducir una de las complicaciones más comunes después de un trasplante de donante, la llamada enfermedad de injerto contra huésped, por la que el sistema inmunológico del receptor rechaza las nuevas células. La inyección se realizó en uno de los huesos de la cadera, la cresta ilíaca, y con los pacientes levemente sedados. En 11 de los pacientes la inyección se realizó tanto en la cresta derecha como en la izquierda.

En todos los pacientes trasplantados (con una media de 36 años), la médula ósea había sido capaz de producir de nuevo neutrófilos sanos al cabo de 23 días; y después de 36, también plaquetas, exceptuando un paciente; pero ninguno sufrió la enfermedad de injerto contra huésped. Al cabo de un año, el 45% de ellos seguía con vida.

Aunque reconoce que habrá que confirmar estos resultados en series de pacientes más amplias, Frassoni señala que esta nueva vía de administración podría llegar a cambiar la actual práctica del trasplante de progenitores hematopoyéticos y con su uso, más pacientes adultos podrían beneficiarse de esta técnica.

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