El primer fármaco antitumoral de origen marino, fue uno de los protagonistas del Congreso Europeo de Oncología Médica (ESMO) que se celebró en Estocolmo. Allí se han dado a conocer los resultados que podrían propiciar la aprobación de este antitumoral de origen marino para tratar a mujeres con un cáncer de ovario que han recaído tras recibir otros tratamientos previos.

El encargado de presentar la investigación, ha sido Bradley Monk, uno de los especialistas de la Universidad de California, (EEUU) que ha dirigido el estudio de registro en fase III. En él han participado 672 mujeres de 138 hospitales de 21 países de todo el mundo.

Todas ellas habían experimentado una recaída tras recibir una primera línea de tratamiento con quimioterapia. Tras la reaparición del cáncer ovárico, la mitad de las participantes recibió doxorrubicina liposómica y la otra mitad una combinación de doxorrubicina y Yondelis (trabectedina). La trabectedina, o ET-743 como se le conoce en el laboratorio, es un derivado de un compuesto marino, la ‘Ecteinascidia Turbinata’, que se fabrica ya de forma artificial en las instalaciones de la filial del grupo gallego Zeltia. Hasta ahora, este producto estaba aprobado en toda la Unión Europea únicamente para tratar sarcomas de partes blandas avanzados, mientras que en EEUU está considerado como medicamento huérfano para sarcoma de tejidos blandos y cáncer de ovario.

En el trabajo, las pacientes que recibieron Yondelis tardaron en experimentar una recaída mes y medio más que el otro grupo (7,3 frente a 5,8 meses). Esta supervivencia libre de enfermedad, se amplió hasta los 9,2 meses en las que sufrieron la recidiva más de seis meses después de su primer tratamiento, frente a sólo 7,5 entre las que no recibieron Yondelis.

“Es una buena noticia para las pacientes, pero ahora empieza de verdad el reto de los oncólogos, para ver en qué contextos va a tener una aportación significativaNo se trata, insiste, de empezar a utilizar Yondelis desde ya en todas las mujeres con cáncer de ovario que recaigan sino de hallar un nicho de pacientes en el que la combinación sea realmente beneficiosa. Probablemente, lo encontremos en aquellas recaídas que se producen entre los seis y los 12 meses desde la primera quimioterapia”, explica el Antonio González, miembro del Grupo Español de Cáncer de Ovario (GEICO).

Mucho más optimista se ha mostrado Monk en Estocolmo. “Estos son resultados emocionantes, porque los ensayos positivos en cáncer de ovario avanzado son raros. Si el fármaco fuese aprobado daría a todas las mujeres con esta enfermedad otra oportunidad muy necesitada“.

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