Recientes estudios han abierto nuevos horizontes para determinar el origen del cáncer de próstata, el punto exacto de la glándula en el que se pueden originar los tumores y cómo distinguir un problema maligno de un benigno.

Un primer estudio describe una forma de células madre de la próstata que se puede volver cancerosa si se descontrolan los controles genéticos. La próstata está compuesta por varias capas de células. La capa basal,que cumple una función de apoyo, mientras que la luminal, hace el trabajo de la glándula.

“Hasta la publicación de nuestro artículo, se pensaba que las células madre de la próstata residían en la capa basal, sin embargo, hemos hallado otra población de células madre que es luminal y no basal”, explicó Cory Abate-Shen, coautor del estudio y profesor de urología, patología y biología celular del Centro Oncológico Integral Herbert Irving de la Universidad de Columbia en la Universidad de Nueva York.

Con este hallazgo ratones, los investigadores ya se enfrascaron en la búsqueda de células madre simulares en las glándulas prostáticas humanas: “Si logramos identificarlas en los seres humanos, podemos analizarlas a nivel molecular. Queremos enfrentarnos a estas células madre”, añadió el experto.

“Si se encuentra el mismo tipo de células madre en glándulas prostáticas humanas, obtendríamos una herramienta para estudiar el lugar y la forma de origen del cáncer de próstata”, aseguró Abate-Shen.

El otro informe descubrió una relación entre la infección con un parásito de transmisión sexual, el Trichomonas vaginalis y un mayor riesgo de cáncer de próstata, sobre todo la forma virulenta de la enfermedad.
“Hallamos una relación entre la evidencia serológica de la infección con Trichomonas y los cánceres de próstata que estaban avanzados en el momento del diagnóstico o que luego del seguimiento resultaron fatales”, señaló Jennifer Rider Stark, investigadora líder y becaria de postdoctorado de la facultad de salud pública de la Harvard.

Sin embargo, los estudiosos señalaron que: “Necesitamos más estudios de población para confirmar que la relación realmente existe. Aún así, es emocionante hallar un factor de riesgo potencialmente importante para la infección”, señaló Stark.

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