En un estudio, publicado en Obstetrics and Gynecology, investigadores noruegos revelaron que las probabilidades de tener un bebé demasiado grande se reducían en un 28 por ciento entre las mujeres que hacían ejercicio regular durante el segundo y el tercer trimestre de su primer embarazo.

“Con frecuencia, las mujeres adoptan hábitos más saludables antes y durante el embarazo, como eliminar el consumo de cafeína. Este estudio sugiere que agregarle ejercicio a esa lista podría ser el toque final”, expresa el presidente de ginecoobstetricia del Hospital Providence de Southfield, Michigan, Dr. Robert Welch.

La macrosomia fetal, un mayor peso al nacer representa un riesgo tanto para la madre como para el bebé. Según la información de respaldo del estudio, si un bebé pesa más de 4 kg (8.8 lb), aumentará el riesgo de problemas en el parto, cesáreas, hemorragia posparto y bajos puntajes de Apgar.

Un mayor peso al nacer también se ha relacionado con más riesgo de obesidad más adelante, según los estudiosos.

Sin embargo, frente a los resultados del estudio, Allen señaló que, aunque el ejercicio durante el embarazo definitivamente es una buena idea, estos hallazgos podrían ser distintos si se realizan con diferentes poblaciones de gestantes, por ejemplo, las mujeres estadounidenses probablemente sean más diversas étnicamente y podrían tener distintos niveles de índice de masa corporal.

De cualquier modo, según Allen, “se debe invitar a hacer ejercicio a cualquiera que esté lo suficientemente sano para hacerlo. ¿Quién dijo que había que dejar de hacer ejercicio solo por estar embarazada?”.

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