Un equipo de investigadores británicos, dirigidos por el profesor Nilesh Samani, del departamento de Ciencias Cardiovasculares de la Universidad de Leicester, llevó a cabo un análisis de más de 500.000 variaciones genéticas del genoma humano en 2.917 participantes y luego comprobaron sus hallazgos en otros 9.492 participantes.

Según reza el estudio, que publicaron en la revista ‘Nature Genetics’, las variantes, localizadas todas cerca del mismo gen -el TERC-, hacen que las personas que las portan tengan los telómeros más cortos. Los telómeros son parte de los cromosomas y su longitud se considera un marcador de la edad biológica. Cuanto más cortos sean, más ‘ancianos’ hacen a nuestro organismo.

Los científicos sostienen que los telómeros tienen una fuerte determinación genética (un 40% a un 80%) y aunque todos nacemos con una longitud determinada de estas estructuras, luego va variando a medida que cumplimos años y las células se van dividiendo.

“Lo que hemos hecho es identificar unas variantes genéticas que acortan los telómeros y los hacen biológicamente más viejos”, explica Samani.

“Dada la asociación que la ciencia ha establecido entre el acortamiento de los telómeros y el riesgo de sufrir ciertas enfermedades, como las coronarias o algunos tumores, nuestro estudio lanza la cuestión de si los individuos que portan esta variante también tienen más posibilidades de enfermar”, añade.

“El trabajo sugiere que algunas personas están genéticamente programadas para envejecer más rápido. En concreto, la menor longitud de sus telómeros equivalen a tres o cuatro años de edad biológica”, señala Tim Spector, del King’s College London, que también ha participado en la investigación.

“No obstante en el envejecimiento celular influyen otros factores como el tabaco, la obesidad o el estilo de vida sedentario”, subraya Spector.

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