Amamante a su hijo, la leche materna previene muchas enfermedades, entre otras la obesidad. Se sabe que los niños que reciben lactancia materna tienen muchas menos posibilidades de ser adultos obesos que los que reciben lactancia artificial. Cuando el niño se sacia deja de mamar, sin que conozcamos cuánto ha tomado. De este modo, el centro que regula el hambre en el cerebro se desarrolla con el uso, aprendizaje que permite regular mejor durante el resto de su vida la cantidad de alimentos debe recibir.

Si su niño recibe lactancia artificial acepte que rechace parte del biberón, ya que ni todos los niños toman la misma cantidad de leche, ni el mismo bebé toma la misma cantidad en todas las tomas. Si su crecimiento, el desarrollo del peso y de la talla son los adecuados para su edad y el niño está activo, no le obligue a comer dos platos y postre, no insista para que finalice las porciones que cree que debe tomar, su organismo, su biología es más sabia que sus creencias.

No utilice la comida como premio, establezca para toda la familia un tipo de alimentación saludable. Ésta consiste en alimentos ricos en fibras vegetales y pobres en grasa; carne, pescado y huevos en dosis apropiadas, preparadas como sea más agradable al paladar, pero evitando en lo posible los alimentos fritos.

Aunque a los niños les gusta la llamada comida basura, hamburguesas, pizzas, etc., este tipo de comida no debe permitirse como alimento porque contiene mucha grasa de la considerada “mala”. Estas comidas pueden producir hábito tanto en los niños como en los padres, que encuentran más cómodo este tipo de alimentación que la tradicional.

El agua es insustituible, no puede ser cambiada por refrescos. El exceso de estos productos está contribuyendo poderosamente en Estados Unidos al sobrepeso de niños y adolescentes.

Estimule el ejercicio físico, evite el sedentarismo. Todos los niños deben realizar ejercicio físico o actividades en las que muevan su cuerpo al menos durante 60 minutos al día. Intente llevarle a pasear, correr, montar en bicicleta, ir y volver del colegio andando, recibir clases de baile, gimnasia, patinaje, jugar al fútbol o hacer deportes colectivos, cualquier cosa menos volver del colegio y sentarse a realizar los deberes o ver la televisión.

Evite que su hijo pase mucho tiempo con los videojuegos. No sea rígida ni intolerante, acéptele como es. La disminución de la autoestima, la tristeza, la soledad y el estrés pueden conducir también a la obesidad.

Estimule que las comidas sean en familia porque además de aumentar el vínculo afectivo, previenen la obesidad. Prevenir la obesidad es muy fácil, tratarla cuando esta ya establecida es mucho más difícil.

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