Una de las primeras claves del envejecimiento, o de enfermedades como el cáncer, es el acortamiento de los telómeros (extremos de los cromosomas, regiones de ADN no codificante, altamente repetitivas, cuya función principal es la estabilidad estructural de los cromosomas en las células eucariotas, la división celular y el tiempo de vida de las estirpes celulares), que a medida que se van haciendo más pequeños permiten que las células se vayan debilitando y muriendo.

Sin embargo, un estudio ha demostrado que un estilo de vida sana puede aumentar los niveles de telomerasa, la enzima que regula el tamaño de los telómeros. El estudio preliminar realizado con poco pacientes subraya que los hábitos de vida pueden influir en la cantidad de esta enzima, vital en el control del envejecimiento de las células.

Treinta voluntarios con un cáncer de próstata muy poco agresivo (sobre el que sus oncólogos llevaban una vigilancia estrecha) se sometieron durante tres meses a un férreo cambio en sus rutinas. Dieta sana, media hora diaria de paseo, técnicas de relajación, meditación o yoga; suplementos de soja, selenio, aceite de pescado y vitaminas; terapias de grupo durante una hora a la semana y contacto telefónico permanente con asesores, dietistas, enfermeros, psicólogos o enfermeras fueron la tónica durante este breve período de tiempo.

Los investigadores del Instituto de Investigación en Medicina Preventiva de Sausalito, California, (EEUU), encabezados por Dean Ornish, detectaron que después de ese ‘entrenamiento intensivo’ el nivel de telomerasa en la sangre de 24 de los participantes se había incrementado un 29% (las muestras de los otros seis no eran válidas). Como efectos ‘colaterales’ los pacientes lograron reducir también su índice de masa corporal, su tensión arterial, los niveles de triglicéridos y de colesterol ‘malo’ en sangre, así como el estrés psicológico. En general, concluye el trabajo, mejoraron su calidad de vida y su estado de salud mental.

Como explican los autores, la telomerasa es una enzima que repara y alarga los telómeros a medida que éstos se van acortando. Cada vez más, aseguran, hay evidencias que relacionan la reducción de estos ‘tapones’ cromosómicos con la aparición de diversas enfermedades, mortalidad prematura y mal pronóstico en pacientes con cáncer de mama, próstata, colon o pulmón. Sin embargo, añaden, es posible que unos telómeros cortos se mantengan estables con un adecuado nivel de telomerasa que los tenga ‘a raya’.

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