Un grupo de científicos de la Facultad de Cirugía Dental de la Universidad de Estrasburgo (Francia) ha presentado lo que parece una opción viable para regenerar tejido óseo y cartilaginoso.

“Hemos desarrollado una nueva estrategia para inducir la formación de hueso utilizando células madre”, explicó Nadia Benkirane-Jessel, principal firmante del trabajo.

Es bien sabido que las células madre pueden dar lugar a diferentes tejidos. Los expertos en la materia conocen, desde hace años, la existencia de una familia de proteínas llamada BMP, que son las responsables del nacimiento de los osteoblastos y condroblastos (las células que sintetizan el hueso y el cartílago, respectivamente).

Cuando las células madre entran en contacto con estos factores, se produce su diferenciación y, en un ambiente adecuado, la formación de estos tejidos. Sin embargo, si unas y otras se dejan a su libre albedrío, el resultado no es el que se esperaba.

Benkirane y su equipo han dado con una audaz solución a este problema. En las páginas de la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ detallan la fabricación de unas cápsulas dentro de las cuales encerraron los factores de crecimiento BMP junto con otro llamado TGFβ1. Dichas cápsulas “actúan como un reservorio”, explica la investigadora, y lo hacen a demanda, ya que sólo liberan su contenido cuando las células de su alrededor lo ‘requieren’.

Un último inconveniente residía en la necesidad de que las células madre estuvieran en contacto permanente con estas cápsulas activas. Para ello, decidieron colocarlas todas juntas en una matriz de gel que se puede inyectar. Al hacerlo en zonas dañadas del hueso de ratones, comprobaron que el tejido se regeneraba de forma satisfactoria.

“Es la primera vez que podemos utilizar estas nanocápsulas para una aplicación clínica“, señala Benkirane. Además, se pueden usar en otros campos. “Podemos incorporar fármacos o genes para que interactúen con las células in situ”, explica la autora.

Entre las patologías del esqueleto que podrían tratarse gracias a esta técnica estarían la osteoporosis o las enfermedades degenerativas del cartílago. Pero, además, podría ser útil en otras formas de “ingeniería de tejidos y terapias génicas o farmacológicas”, concluye la autora.

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