Un estudio, el primero llevado a cabo en humanos, liderado por Wolff Scholotz, de la Universidad de Southampton (Reino Unido) y que se publica en el último ‘Child Psychology and Psychiatry‘, sostiene que los niveles de ácido fólico en el embarazo deben ser los adecuados, no sólo porque previenen los defectos del tubo neural, si no porque, además, podrían contribuir a reducir el riesgo de que su hijo tenga problemas de hiperactividad y aprendizaje.
“La conclusión más importante de nuestro estudio es que el estado de ácido fólico (la disponibilidad fisiológica de folatos) de la madre durante la gestación podría tener efectos sobre el comportamiento del niño, que parece ser el resultado de los cambios a largo plazo en el desarrollo cerebral prenatal”, explica Scholotz.
“Las recomendaciones actuales son de al menos 400 microgramos de ácido fólico diarios antes del embarazo y durante las primeras 12 semanas. No tenemos ninguna evidencia para sugerir cualquier otra cosa”, argumenta el experto.
El tamaño del bebé al nacer está determinado por una combinación de factores, como la dieta de la madre o su consumo de tabaco y otros genéticos. Ahora existen evidencias científicas que destacan que la circunferencia de la cabeza (un indicador de volumen cerebral) es uno de los mayores indicadores de hiperactividad, falta de atención y dificultades de comportamiento al nacer.
“Por lo tanto, examinar los efectos que tiene, por ejemplo, todos estos factores podría servir para adoptar medidas preventivas que tuvieran beneficios a largo plazo en la salud del bebé. De todos ellos, la nutrición de la madre ha despertado un interés particular debido a que la carencia de determinados micronutrientes ha demostrado estar vinculada a problemas de comportamiento en los niños”, añade el científico.
Para el desarrollo del estudio, los científicos investigaron a 100 menores de una media de edad de 8 años con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y problemas de aprendizaje. Además, sus madres habían participado previamente, junto con otras 453 mujeres, en una investigación realizada por los mismos investigadores y en la que se examinó tanto su dieta como el tamaño de los hijos al nacer.
Los resultados arrojaron que tanto los niveles bajos de folatos como la menor ingesta de preparados artificiales del micronutriente en los primeros meses de embarazo se asociaron con una mayor incidencia de hiperactividad y de problemas de aprendizaje en los hijos. Lo mismo sucedió con la ‘medida’ de la circunferencia del cráneo del bebé. Menores niveles de la vitamina se asociaron a tamaños craneales más pequeños.
“No podemos determinar qué niveles de ácido fólico son los potencialmente preventivos de estos problemas, sin embargo, sí sabemos que controlar otros factores ambientales pueden reducir las posibilidades de problemas de comportamiento en los menores. Si una mujer embarazada se siente bajo presión, y considera que esto podría perjudicar a su hijo, debe preguntar a los expertos lo que puede hacer para reducir sus niveles de estrés. El aprendizaje de métodos de relajación y las técnicas de manejo del estrés, reducen los niveles de tensión”, agrega.
“El estrés no debe conducir a cambios de comportamiento que puedan tener efectos negativos en el niño. Comer una dieta equilibrada, tomar suplementos de folatos, no beber alcohol y no fumar, son las medidas que deben mantener las mamás durante el embarazo“, concluye Wolff Scholotz.
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